En
medio del silencio de la noche,
cuando
el ritmo de la rutina ha hecho su trabajo,
me
dejo caer sobre la cama.
Son
tus brazos los que me esperan para cobijarme,
para
apretarme contra tu cálido pecho
que
entona melodías del corazón.
Son
tus besos sobre mi frente los que despejan mi mente
y
alivianan mi alma.
Son
tus caricias las que enmarcan la sonrisa de mi rostro
y la
hace resplandecer entre la oscuridad.
En
medio del silencio de la noche puedo sentir tu pulso,
el
calor de tu cuerpo que me envuelve y acuna,
que
me dice que me ama entre susurros,
peinando
mis cabellos con los dedos,
y
dibujando con ellos los más dulces sueños.
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